Un estudio llevado a cabo por analistas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), comparó una data de 20 mil pacientes mayores de 65 años que al inicio de la investigación no tenían demencia, pero con el pasar de los años al parecer la desarrollaron.
El hallazgo sugiere que la soledad no deseada conlleva al deterioro del conocimiento. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que existen unos 35 millones de personas aproximadamente que poseen deterioro cognitivo y que entre el 2 y 8% de los sujetos mayores de 60 años lo han padecido.
Factores que influyen en la demencia
En este padecimiento influyen factores psicológicos como la depresión y el sentimiento de soledad. También está la diabetes, la obesidad y la inactividad física, según la OMS.
Los afectados se vuelven dependientes de atención. Lo primero que les suele ocurrir es la perdida de la noción del tiempo, olvidan hechos recientes, nombres de personas y actúan de forma diferente. En las fases más avanzadas hasta se vuelven agresivos con quienes los cuidan, desconocen a amigos y familiares.
Otra investigación ejecutada por la Universidad de Ámsterdam en Holanda, hizo un seguimiento a 2 mil adultos de la tercera edad por un período de tres años sin síntomas de demencia al inicio del estudio. Los analistas separaron a los pacientes en dos grupos: los que tenían pareja y los que estaban solos, sin ningún tipo de apoyo social.
“El 13,4% de las personas que se sentían aisladas tenían demencia. En cambio, solo el 5,7% de las que afirmaban estar solas, pero sin sentir soledad, desarrollaron la enfermedad”, fue lo que arrojó la investigación, según reseña Consumer.es
A su vez el estudio reveló otras conclusiones: quienes vivían solas desarrollaban la enfermedad al final de la investigación, y el 5% de quienes estaban acompañados lo padecieron.
Lo rescatable
Como punto principal sería un diagnostico a tiempo para tomar las medidas adecuadas y ofrecer los cuidados necesarios al paciente.
Por otra parte se encuentra el hecho de que no es conveniente pasar los últimos años de vida sin la compañía de los familiares, y si no hay de otra, pueden estar presentes las amistades. Por eso aquello de cultivar sentimientos positivos hacia otros, para en un futuro contar con personas que permanezcan cerca de nosotros en el tiempo.