Las redes sociales, desde su existencia, han servido de plataforma para hacer viral cualquier tipo de evento en el mundo. Accidentes, catástrofes, acciones positivas y negativas y, por supuesto, los populares ‘fails’. Las figuras públicas son las primeras en ser blanco de estas potentes herramientas cibernáuticas, y, los políticos, no son la excepción.
Este es el caso de la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, quien el pasado 3 de julio, durante una rueda de prensa donde anunciaba la detención de 12 integrantes de una banda delictiva, posó ante las cámaras con un aspecto que despertó la suspicacia de la comunidad internauta.
Las imágenes se viralizaron gracias a su apariencia, más allá del gran logro que había alcanzado la policía local al atrapar a los maleantes. El cabello de Bullrich se convirtió en pocos minutos en el hazmerreír de la plantilla gubernamental de Argentina cuando un usuario logró manipular el contenido audiovisual ralentizando el audio y dando a entender que estaba en estado de ebriedad. Atento a las imágenes:
Aclaratoria
La Ministra publicó en Twitter una comparativa entre el vídeo original y el editado, al que agregó el mensaje: “Sí, estaba despeinada. La conferencia empezó a las 8 am al aire libre. Pero el vídeo fue editado: lo ralentizaron para ridicularizarme, desacreditar el trabajo del @minseg y la gestión de @mauriciomacri. El primer #FakeNews de la Campaña 2019. ¡Nada nos va a detener!”
Pero no es el único caso, algo similar a este caso ocurrió en Estados Unidos con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a quien también le realizaron un material audiovisual con las mismas condiciones para insinuar que la líder demócrata estaba bajo los efectos del alcohol o enferma.
Empiezan las apuestas y las campañas ‘fakes’ en Argentina, próxima a elegir el nuevo presidente que estará a cargo de la nación durante los próximos 4 años.
