La historia que leerás a continuación, resultó ser una excusa bastante creativa para no cumplir con la jornada laboral. Sí quieres saber lo que sucede échale un vistazo a estos siguientes párrafos que seguro te sacarán una carcajada, al menos, eso esperamos.
El plan fue ideado por una joven veinteañera, quien fingió haber sido asaltada dentro de su casa. Para simular un “saqueo en su hogar”, la mujer decidió atarse con sogas y cinturones para hacer creíble la situación. Hasta ese momento todo salió como ella quiso. El portero del edificio de donde la mujer reside, la encontró amarrada e “inconsciente” y éste no dudó en llamar las autoridades locales para intervenir en el hecho.
Luego de ser desatada por los agentes policiales, la chica fue traslada a un centro de salud cercano para brindarle atención médica. Para sorpresa de la joven, las autoridades comenzaron a investigar sobre lo ocurrido y ésta no pensó que la interrogarían.
Descubierta
La policía descubrió que no había indicios de hurto y de trato forzado hacia la chica, tras ser interrogada la joven, esta no dudó en soltar la verdad al verse confrontada por los oficiales. Al confirmar las sospechas de las autoridades la veinteañera confesó: “no quería ir a trabajar y pensé que esto sería una buena excusa para ausentarme.”
Lo más interesante de esto fue que la policía no emprendió acciones legales en contra de la muchacha, pues parece que el acto que hizo le dio una buena lección de honestidad. Seguramente en su lugar de trabajo le llamaron la atención por este comportamiento inmaduro de su parte.
Es comprensible sentirnos indispuestos para hacer o cumplir algo, pero llegar a decisiones que sobrepasen los límites puede llegar a perjudicarnos. Tanto a nivel personal como profesional nuestra honestidad hacia los demás sería poco creíble luego de fingir algo. Y tú, ¿intentarías algo así?
