La apuesta para el saludo navideño de Campofrío, tradición de Televisa, transcurre en un mundo donde el humor se convirtió en un bien de lujo, alcance para personas acaudaladas. Los chistes, gracias y bromas son costosos y exclusivos de una tienda a precios exorbitantes.
"El humor siempre ha sido transversal en nuestras campañas, pero este año hemos querido ponerlo en el centro de la historia", dijo Laura Álvarez, responsable de Márketing y Medios de Campofrío a El mundo. Silvia Abril, Antonio de la Torre, Belén Cuesta, El Langui y Enrique San Francisco son algunos de los cómicos que participaron en el vídeo, cuya grabación transcurrió a la par del juicio de Dani Mateo por haberse sonado la nariz con una bandera de España durante un sketch en su programa de televisión. Este caso también resonó en el mundo humorístico. Mira el vídeo y reflexiona sobre el humor en tu vida:
Problemas humorísticos, ¿atentados contra la libertad de expresión?
Durante 2018, el humorista Dani Mateo fue investigado por sonarse la nariz con la bandera de España. Este acto fue considerado como delito de odio y de ultraje a la bandera. No obstante, en 2019, el juez aceptó la petición de la fiscalía de sobrestimar el caso y archivarlo, ya que no había elementos suficientes para llevarlo a juicio por esos delitos.
La defensa de Mateo alegaba que "no tenía ninguna intención de fomentar el odio contra nadie". Criterio, asegura el juez, que es compartido por el Ministerio Fiscal y que también lo hace este instructor tras el estudio de las actuaciones practicadas.
En cuanto al ultraje a la bandera, el juez también lo archiva, porque queda amparado bajo la libertad de expresión. A pesar de hacerlo a regaña dientes, por considerarlo acto denigratorio “Sonarse los mocos con la Bandera [la mayúscula es del juez] de España, llamarla 'trapo que venden en los chinos' y tirarla al suelo, aunque se pretenda hacer en un contexto humorístico, son per se actos denigratorios y así parece entenderlo el Ministerio Fiscal”.
¿Qué opinas del caso y sobre el humor? ¿Cuánto lo necesitamos en nuestra vida?